El diálogo es una de las estrategias más eficaces y, a la vez, más difíciles de lograr. En él, el narrador se hace a un lado para dejar hablar directamente a los personajes, que pasan a ser en esos momentos los que informan y hacen progresar la trama. Al no tener aparentemente intermediarios y presentar las voces de forma directa, es una técnica sugestiva que, si se usa bien, genera cercanía y confianza con el lector y lo introduce rápidamente en la historia. Además, contribuye al dinamismo general, revelando cómo son los interlocutores y ofreciendo datos de los personajes restantes y del entorno.
El diálogo debe hacernos creer que realmente estamos escuchando y asistiendo a la conversación, aunque no nos vean. Pero para ello es necesario que las voces transmitan información precisa, que estén bien diferenciadas entre sí y que tengan una entonación adecuada y sin ritmo monótono.
El diálogo es una estructura que contiene dos elementos:
—Haz lo que te dé la gana, pero conmigo no cuentes —dijo Andrés levantándose bruscamente de la silla.
Las características básicas del diálogo son las siguientes:
—La fiesta fue satisfactoria y altamente gratificante. Todos los presentes disfrutamos de una exquisita cena y pasamos el resto de la velada conversando con informalidad y moviendo nuestros cuerpos al son de la música.*
—La fiesta estuvo muy bien. La cena fue muy rica y pasamos el resto de la noche charlando y bailando.
Este tipo de lenguaje más solemne —y menos coloquial y espontaneo— solamente será adecuado si el contexto en el que se mueve el personaje lo requiere. Así, por ejemplo, si el personaje es el director de una empresa y va a reunirse para presentar un nuevo proyecto a sus accionistas, podrá y de hecho deberá usar un registro más formal y elevado. Sin embargo, en cuanto salga del trabajo y se reúna con su familia y amigos, deberá volver al lenguaje coloquial. Si usamos el lenguaje formal —o, peor aún, el exceso "literario"— en un contexto en que no corresponde, el resultado será, cuanto menos, ridículo.
Paradójicamente, para crear esa naturalidad y espontaneidad del lenguaje coloquial hay que recurrir a la artificiosidad. No es tan fácil como parece. Cuando las personas hablamos, lo hacemos de forma desordenada, a menudo agramatical y sin terminar las frases. Además, aparte del contenido de nuestro mensaje, agregamos verbalmente ciertas palabras y expresiones con la única intención de confirmar que el canal comunicativo con nuestro interlocutor prospera correctamente.
“Emmm… A ver. Él es mi amigo y no quiero que piense que… Bueno, si fuera al revés y yo no le hubiese contado nada no me gustaría enterarme de que otros se lo han explicado antes que yo, ¿sabes? Así que bueno, no dije nada y pensé “ya si eso lo dirá él”, ¿no? Y al final poco a poco hablamos de otros temas y poco a poco, no recuerdo por qué, salió el tema y me lo contó. Claro, yo me hice el tonto como si no supiera nada, pero estuvimos hablando un buen rato y al final le aconsejé visitarse por algún médico especializado y eso, ¿sabes? Creo que se quedará más tranquilo”.
Así es, en la práctica, como hablamos. Solemos utilizar expresiones del tipo “bueno” “ a ver”, que en realidad no significan nada ni aportan ningún contenido a nuestro mensaje. Son expresiones que decimos mientras nosotros mismos nos estamos ubicando para elegir la manera en la que comunicaremos lo que vamos a comunicar. Podríamos decirlas mentalmente, pero las verbalizamos.
Después, solemos dejar frases inacabadas (Él es mi amigo y no quiero que…). También somos repetitivos (al final poco a poco hablamos de otros temas y poco a poco, no recuerdo por qué, salió el tema y me lo contó).
Otras expresiones como “¿no?“ o “¿sabes?” tampoco tienen relación alguna con el contenido real del mensaje y se usan únicamente para asegurar el canal comunicativo con nuestro interlocutor. Cuando decimos “¿sabes?” no esperamos que nuestro interlocutor nos diga “sí, lo sé” o “no, no lo sé”. No es una pregunta real. Pero sí esperamos que haga un gesto o que pronuncie algo del tipo “ya”, “ahá” o “claro”, por ejemplo, porque eso nos confirmará que no ha desconectado y que sigue atento a nuestras palabras y sigue escuchándonos. Es como cuando hablamos por teléfono. En ese caso, como no se visualiza al otro, esas expresiones se hacen más necesarias para que no creamos que estamos hablando solos, y es mucho más fácil que el que no habla refuerce su presencia usando mucho el “ya”, “ahá”, que vienen a decir “sigo aquí; sigo escuchándote”.
Pues bien, en un diálogo toda esta “paja” debe desaparecer. Es decir, debemos imitar el lenguaje conversacional pero sintetizándolo y sacando únicamente aquella parte de él en la que reside el auténtico mensaje. A lo sumo, podemos dejar alguna de las primeras expresiones que he señalado, pero no en todos los parlamentos sino de forma aislada y sin abusar.
—A ver... —balbuceó un momento—. No quise que supiera que otros ya me lo habían contado, así que esperé a que saliera el tema por voluntad suya. Cuando finalmente me lo contó, le aconsejé visitarse por algún médico especializado, porque creo que así se quedará más tranquilo.
—Hola —dijo Juan
—Hola —saludó María.
—¿Hace mucho que te esperas? —preguntó Juan.
—No mucho. Hará unos cinco minutos —dijo María.
—Me alegro. ¿Qué te parece si vamos a tomar algo al bar nuevo que han abierto en la plaza? —propuso Juan.
—Vale —dijo María.*
Juan la saludó y le dio dos besos.
—¿Hace mucho que te esperas?
—No mucho. Hará unos cinco minutos —dijo María mirando el reloj.
—Me alegro. —La miró sonriente—. ¿Qué te parece si vamos a tomar algo al bar nuevo que han abierto en la plaza?En cinco minutos estuvieron allí. Juan buscó su mesa favorita (…)
—Maldita sea —dijo furioso.*
—¡¡¡Maldita sea!!! —exclamó rojo golpeando con furia la mesa.
—A ver si quedamos más a menudo. La semana que viene tengo las tardes libres.
—¿Ah, sí? ¡Qué bien! Me alegro por ti. >> Nunca respondemos así.
—Imposible. Estaré de viaje por asuntos de trabajo .>> Respondemos así. Del primer parlamento se desprende un “¿Quieres quedar alguna tarde?”, y aunque es una pregunta que no se hace explícita, como interlocutores la captamos y respondemos en consecuencia.
Pues bien, al escribir un diálogo debemos también obviar ese tipo de información innecesaria.
En vez de...
—A ver si quedamos más a menudo. La semana que viene tengo las tardes libres.¿Te apetece quedar alguna?*
—Imposible. Estaré de viaje por asuntos de trabajo.
...es mucho mejor optar por:
—A ver si quedamos más a menudo. La semana que viene tengo las tardes libres.
—Imposible. Estaré de viaje por asuntos de trabajo.
Obviar esta información y mantener en el diálogo escrito las inferencias o deducciones que hace el interlocutor refuerza la verosimilitud de la situación y otorga más realismo al intercambio comunicativo entre los hablantes.
—Soy Puarintro —se presentó el muchacho.
—Andrés. Encantado —dijo estrechándole la mano. Luego, visiblemente intrigado, añadió—: ¿Puarintro has dicho? Nunca lo había oído. ¿Es un apodo o algo?
—No, es mi nombre real, pero vamos, que comprendo que te choque. Me pasa con todo el mundo. —Sin dar muchos detalles, el joven le contó entonces el porqué de la elección de su nombre.
—Qué curioso —dijo Andrés.
—¡Y qué buena trastada! —exclamó Puarintro—. En fin, ¿hace mucho que estás metido en la cooperativa?
Las funciones básicas del diálogo son las siguientes:
Compartir en
Hi there. Login with your favorite social network or registration account to access our user area and great community!
La presente Política de Privacidad establece los términos en que RigorTextual usa y protege la información que es proporcionada por sus usuarios al momento de utilizar su sitio web. Esta compañía está comprometida con la seguridad de los datos de sus usuarios. Cuando le pedimos llenar los campos de información personal con la cual usted pueda ser identificado, lo hacemos asegurando que sólo se empleará de acuerdo con los términos de este documento. Sin embargo esta Política de Privacidad puede cambiar con el tiempo o ser actualizada por lo que le recomendamos y enfatizamos revisar continuamente esta página para asegurarse que está de acuerdo con dichos cambios.
Información que es recogida
Nuestro sitio web podrá recoger información personal por ejemplo: Nombre, información de contacto como su dirección de correo electrónica e información demográfica. Así mismo cuando sea necesario podrá ser requerida información específica para procesar algún pedido o realizar una entrega o facturación.
Uso de la información recogida
Nuestro sitio web emplea la información con el fin de proporcionar el mejor servicio posible, particularmente para mantener un registro de usuarios, de pedidos en caso que aplique, y mejorar nuestros productos y servicios. Es posible que sean enviados correos electrónicos periódicamente a través de nuestro sitio con ofertas especiales, nuevos productos y otra información publicitaria que consideremos relevante para usted o que pueda brindarle algún beneficio, estos correos electrónicos serán enviados a la dirección que usted proporcione y podrán ser cancelados en cualquier momento.
RigorTextual está altamente comprometido para cumplir con el compromiso de mantener su información segura. Usamos los sistemas más avanzados y los actualizamos constantemente para asegurarnos que no exista ningún acceso no autorizado.
Cookies
Una cookie se refiere a un fichero que es enviado con la finalidad de solicitar permiso para almacenarse en su ordenador, al aceptar dicho fichero se crea y la cookie sirve entonces para tener información respecto al tráfico web, y también facilita las futuras visitas a una web recurrente. Otra función que tienen las cookies es que con ellas las web pueden reconocerte individualmente y por tanto brindarte el mejor servicio personalizado de su web.
Nuestro sitio web emplea las cookies para poder identificar las páginas que son visitadas y su frecuencia. Esta información es empleada únicamente para análisis estadístico y después la información se elimina de forma permanente. Usted puede eliminar las cookies en cualquier momento desde su ordenador. Sin embargo las cookies ayudan a proporcionar un mejor servicio de los sitios web, estás no dan acceso a información de su ordenador ni de usted, a menos de que usted así lo quiera y la proporcione directamente. Usted puede aceptar o negar el uso de cookies, sin embargo la mayoría de navegadores aceptan cookies automáticamente pues sirve para tener un mejor servicio web. También usted puede cambiar la configuración de su ordenador para declinar las cookies. Si se declinan es posible que no pueda utilizar algunos de nuestros servicios.
Enlaces a Terceros
Este sitio web pudiera contener en laces a otros sitios que pudieran ser de su interés. Una vez que usted de clic en estos enlaces y abandone nuestra página, ya no tenemos control sobre al sitio al que es redirigido y por lo tanto no somos responsables de los términos o privacidad ni de la protección de sus datos en esos otros sitios terceros. Dichos sitios están sujetos a sus propias políticas de privacidad por lo cual es recomendable que los consulte para confirmar que usted está de acuerdo con estas.
Control de su información personal
En cualquier momento usted puede restringir la recopilación o el uso de la información personal que es proporcionada a nuestro sitio web. Cada vez que se le solicite rellenar un formulario, como el de alta de usuario, puede marcar o desmarcar la opción de recibir información por correo electrónico. En caso de que haya marcado la opción de recibir nuestro boletín o publicidad usted puede cancelarla en cualquier momento.
Esta compañía no venderá, cederá ni distribuirá la información personal que es recopilada sin su consentimiento, salvo que sea requerido por un juez con un orden judicial.
RigorTextual Se reserva el derecho de cambiar los términos de la presente Política de Privacidad en cualquier momento.